Tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata
¿Qué es la hiperplasia benigna de próstata y por qué aparece?
La Hiperplasia benigna de próstata (HBP) es un crecimiento benigno de la próstata asociado a la edad, que se suele manifestar a partir de los 50 años. Este crecimiento condiciona una obstrucción en el flujo de salida de la orina de la vejiga urinaria, que se traduce clínicamente en la aparición de síntomas del tracto urinario inferior (STUI). Por ello, el concepto de HBP se debe reservar a los pacientes que cumplen 3 condiciones: tienen STUI, un aumento del tamaño prostático (> de 30cc) y están obstruidos (presentan un flujo máximo < de 15 ml/seg).
No se conoce con exactitud cómo se origina, pero hay dos factores necesarios para el desarrollo de la HBP: la edad y la presencia de testosterona, por el carácter hormono-dependiente de la próstata.
¿Todos los hombres la desarrollan?
Los estudios histológicos indican que no hay HBP en hombres menores de 30 años. La próstata empieza a crecer a partir de los 40 años y sigue creciendo progresivamente con la edad, de tal manera que a los 90 años un 88% de los pacientes presenta HBP.
La importancia de esta patología, que no compromete seriamente la salud del paciente pero que altera su calidad de vida, es que es la principal causa de consulta al urólogo y la segunda intervención quirúrgica más frecuente del varón. Esto genera un alto coste sanitario que es creciente debido al incremento de la esperanza de vida.
¿Qué síntomas puede causar?
Los síntomas de la HBP se clasifican en síntomas obstructivos o de vaciado (chorro débil, dificultad para iniciar la micción, chorro intermitente, sensación de vaciado incompleto y goteo postmiccional) y síntomas irritativos o de llenado (polaquiuria, nocturia, urgencia e incontinencia). Todos estos síntomas, que se incluyen dentro del cuadro clínico conocido como “prostatismo”, no son específicos de la HBP, por lo que se prefiere el término STUI al considerarse más preciso. De hecho, estos síntomas también pueden darse en hombres con un tamaño de próstata normal y en mujeres.
¿Requiere tratamiento?
El objetivo del tratamiento es mejorar los STUI y, por consiguiente, la calidad de vida del paciente, además de evitar la progresión de la enfermedad y la aparición de complicaciones y reducir la necesidad de cirugía. En general a todos los pacientes se les recomiendan cambios en el estilo de vida como evitar el estreñimiento, restringir el consumo de alcohol, evitar las comidas picantes, los espárragos, el café y las bebidas carbónicas, no montar a caballo, bicicleta o moto, tener actividad sexual regular y no tomar líquidos como mínimo 2 horas antes de acostarse. Las opciones de tratamiento incluyen la espera vigilada (recomendada en pacientes con síntomas leves IPSS ≤ 7), el tratamiento farmacológico (opción predominante en pacientes con síntomas moderados o severos) o la cirugía (cuando existen complicaciones derivadas por la HBP o ausencia de respuesta a la medicación).
¿Qué tratamientos farmacológicos están recomendados?
Existen varios tipos de fármacos recomendados para tratar la HBP, solos o en combinación: los alfa-bloqueantes, los inhibidores de la 5αreductasa y los antimuscarínicos. En cuanto a la fitoterapia o los extractos de plantas, tan utilizados en el pasado, no hay evidencias en la literatura que avalen su prescripción.
Los alfa-bloqueantes (los más utilizados en la actualidad son la Tamsulosina y la Silidoxyna) suelen ser el tratamiento inicial por su rapidez de acción y buena tolerancia, aunque pueden provocar como efecto secundario la eyaculación retrógrada y, por otro lado, no modifican la evolución natural de la HBP.
Los inhibidores de la 5αreductasa (Finasteride y Dutasteride), a diferencia de los alfa-bloqueantes, modifican a largo plazo la evolución de la HBP, por lo que reducen el riesgo de la retención aguda de orina además del de desarrollar cáncer de próstata y también la necesidad de cirugía. Sin embargo, no están exentos de efectos secundarios, fundamentalmente en la esfera sexual. Su eficacia no es inmediata, como ocurre con los alfa-bloqueantes, y está relacionada con el tamaño inicial de la próstata, por lo que para ser eficaces requieren un volumen prostático mínimo (en general mayor de 40 cc). En cualquier caso son una opción para los pacientes con hematuria o hemospermia recidivante secundaria a HBP, y en la actualidad disponemos de una presentación comercial que asocia Tamsulosina y Dutasteride.
Los antimuscarínicos, solos o asociados, se recomiendan en los pacientes en los que predominan los síntomas de llenado por hiperactividad vesical, sin que aumente la incidencia del riesgo de retención urinaria. Recientemente se han unido al arsenal terapéutico los inhibidores de la fosfodiesterasa, fármacos que se utilizan para tratar la disfunción eréctil tan presente en los varones de edad avanzada.
¿En qué casos hay que recurrir a la cirugía y en qué consiste?
La cirugía se reserva para los pacientes que presentan complicaciones de la HBP (infecciones y hematuria de repetición, litiasis vesical, insuficiencia renal o retención urinaria con imposibilidad de retirada de sonda) o para aquellos que no responden al tratamiento farmacológico.
El tratamiento estándar es la resección transuretral de la próstata y para las próstatas grandes (mayores de 80-100 cc) la cirugía abierta o adenomectomía. En los últimos años, la opción de tratamiento con tecnología láser se está convirtiendo en una elección favorable ya que evita una de las complicaciones habituales de la cirugía de la HBP, el sangrado post-operatorio, y disminuye la estancia hospitalaria, aunque el coste del proceso sea mayor.