Tratamiento para la Hiperplasia Benigna de Próstata
¿Qué es la Hiperplasia Benigna de Próstata y por qué se produce?
La Hiperplasia Benigna de Próstata es un proceso que consiste en el crecimiento benigno de la próstata. Está asociado al envejecimiento masculino y a la producción de testosterona por lo que sucede a todos los hombres con la edad, en mayor o menor medida.
Esta hiperplasia no presenta una amenaza grave para la salud del paciente, pero debe acudir a la consulta de urología y tratarse para mejorar los síntomas que provoca, ya que suelen afectar en gran medida a la calidad de vida del paciente.
Síntomas de la Hiperplasia Benigna de Próstata
El principal síntoma de la Hiperplasia Benigna de Próstata es la dificultad al miccionar. Tal como describen la mayoría de pacientes, además de sentir molestias y dolor en la micción, el chorro de orina suele ser más débil, aumenta la frecuencia de micción tanto de día como de noche y en algunos casos retención urinaria, es decir, que no se puede vaciar la vejiga.
¿A partir de qué edad es necesario acudir al urólogo?
La Hiperplasia Benigna de Próstata no puede prevenirse, ya que no va ligada a ninguna patología, sino al avance de la edad.
Por esta razón, las revisiones periódicas al urólogo son esenciales para mantener una buena salud del hombre y detectar estas patologías en su inicio, sobre todo a partir de los 45-50 años, que es la edad a la que suelen aparecer la mayoría de enfermedades del aparato reproductor masculino.
Tratamiento de la Hiperplasia Benigna de Próstata
El tratamiento para esta patología consiste en “eliminar el tapón” que produce el crecimiento de la próstata y que dificulta la micción. El procedimiento se basa en dos pilares:
- Siempre se empieza con un tratamiento médico, con el objetivo de mejorar los síntomas y la micción
- Si con la medicación no se obtiene éxito, se debe recurrir al procedimiento quirúrgico
Cirugía para la Hiperplasia Benigna de Próstata
La cirugía de Hiperplasia Benigna de Próstata es distinta a la que se realiza para el cáncer prostático, ya que para erradicar el tumor cancerígeno se procede a extraer toda la glándula de la próstata, mientras que la cirugía de la hiperplasia es menos invasiva: en ésta, se vacía la parte interna de la próstata para conseguir que disminuya su tamaño (es como eliminar la parte interna de una naranja y se deja la cáscara).
Para realizar esta operación de próstata hay varias técnicas quirúrgicas poco invasivas, como la cirugía mediante láser.
Hace cerca de una década empezaron a surgir las técnicas quirúrgicas urológicas con láser, que son más precisas y menos invasivas, de forma que permiten un proceso de recuperación más rápido.
El láser de Tulio es uno de los más avanzados en esta técnica. Mediante esta intervención, el urólogo consigue convertir el crecimiento tejido de la próstata en vapor de agua y eliminar así la hiperplasia. Esta técnica se realiza en glándulas prostáticas que presentan un crecimiento de unos 60 gramos a 80 gramos.
En cambio, si la próstata es mayor de 100 gramos se procede a realizar una enucleación de la próstata, que consiste en crear mediante la fibra láser un plano entre la cápsula prostática y la hiperplasia con el objetivo de extraer la hiperplasia en su totalidad. Este tipo de intervenciones duran entre 1 hora y 3 horas en completarse.
Recuperación en la cirugía láser de próstata
Las técnicas láser permiten una pronta recuperación: al igual que en todos los procesos quirúrgicos, el paciente deberá seguir un tratamiento antibiótico y analgésico tras la operación, pero el paciente podrá incorporarse a su vida laboral en unas 48 o 72 horas tras la cirugía en la mayoría de los casos.