Tratamiento psicológico desde el enfoque transdiagnóstico

Tratamiento psicológico desde el enfoque transdiagnóstico

Top Doctors
Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 24/04/2019

El enfoque transdiagnóstico es un tratamiento psicológico diseñado para aprender a regular las emociones y comportamientos de manera flexible y adaptativa. Se realiza, principalmente, a través de ejercicios individuales programados.

enfoque transdiagnosticoEste tratamiento se centra en los principales mecanismos cognitivos, emocionales y conductuales presentes en un gran número de problemas psicológicos muy frecuentes en la población.

Se denomina enfoque transdiagnóstico básicamente por dos razones fundamentales: por una parte, se centra en procesos psicológicos básicos y comunes en el origen y mantenimiento de distintos problemas psicológicos y por otra, se aplica a una amplia gama de trastornos emocionales y diagnósticos clínicos.

El tratamiento transdiagnóstico se centra en los elementos o factores comunes que participan en el origen, mantenimiento o incrementan la probabilidad de desarrollar trastornos psicológicos.

Más allá de las particularidades de las distintas propuestas, se hace énfasis en los elementos o factores comunes que participan o bien en el origen, mantenimiento o incrementan la probabilidad de desarrollar trastornos psicológicos. En consecuencia, si se modifican esos elementos comunes, que incluyen entre otros procesos de atención, memoria, pensamientos, expectativas y algunas dimensiones de personalidad, se pueden prevenir posibles trastornos psicológicos habituales en la población general.

A nivel terapéutico, supone centrarse en estos aspectos nucleares comunes o dimensiones del funcionamiento personal que pueden estar alteradas (por ejemplo, atención excesiva a determinadas sensaciones o situaciones, hipervigilancia, recuerdos negativos o distorsionados, pensamientos automáticos, expectativas desajustadas, perfeccionismo, etc.), que en combinación con aspectos más específicos en cada caso individual, aumentan la eficacia y eficiencia terapéutica, al incidir en sintomatologías comórbiles subyacentes, contribuyendo a disminuir la probabilidad de desarrollar otros problemas psicológicos.

Por ejemplo, una persona que sufre ansiedad y acude a este tipo de tratamiento, aprenderá a identificar ante qué situaciones, pensamientos o reacciones físicas se disparan sus reacciones de ansiedad y que es lo que hace en consecuencia, sus tendencias de pensamiento habituales, tales como la preocupación, darle vueltas a todo, anticipar consecuencias graves si ocurre lo que teme. A partir de este proceso de reconocimiento de su propia vivencia emocional, podrá desarrollar formas nuevas de interpretar las situaciones y sus posibilidades de hacer frente a la situación, aumentando su capacidad para tolerar y superar situaciones de malestar o incomodidad. Como consecuencia, su percepción de control ante situaciones mejorará, disminuyendo los sentimientos de tristeza e impotencia. Con lo cual se estaría previniendo el desarrollo de síntomas depresivos, mejorando aspectos de su autoconcepto y, por tanto, de su autoestima ante situaciones adversas.

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