Tratamientos de las cicatrices hipertróficas y los queloides
Las cicatrices se producen como respuesta fisiológica de nuestro organismo a una alteración de cualquiera de los tejidos que lo componen. En la piel, cuando los márgenes de las heridas están bien afrontados, la cicatrización suele ser de buena calidad, pero en algunos casos aparecen cicatrices hipertróficas y queloides.
Las cicatrices hipertróficas son lesiones elevadas, rojizas, duras e inelásticas, que causan picor o dolor. Sin embargo, no invaden los tejidos sanos circundantes y tienen una tendencia a la regresión espontánea, aunque a veces muy lenta. Los llamados queloides son, en cambio, unas cicatrices que crecen más allá del margen de una lesión de la piel, a partir de una abrasión o una herida. Estas lesiones desarrollan una cicatriz mucho más amplia y extendida respeto al daño de origen, invadiendo el tejido sano circundante y no tienen tendencia a la involución espontánea (mejora o cura inesperada).
En un primer momento, el queloide parece una simple cicatriz elevada, ya que la lesión presenta una superficie lisa, sin pelos y translúcida. En esta fase inicial, los queloides tienen un color rojo intenso porque se encuentran vascularizados, es decir, con los suficientes vasos sanguíneos y linfáticos en el tejido.
Posteriormente, la cicatriz comienza a extenderse y a sobresalir, superando claramente los límites de la lesión inicial. Es en este momento cuando el queloide muestra un color rosa y su textura se vuelve cada vez más gruesa y dura. En la superficie el queloide no tiene folículos pilosos en los que poder crecer cabello o glándulas sudoríparas.
A pesar de que estas lesiones pueden aparecer en cualquier área de la piel afectada por abrasiones o heridas, algunas áreas del cuerpo parecen ser más sensibles. Suelen ser más comunes en la región deltoidea del cuerpo (hombro), en el esternón y en la parte superior de la espalda. Los lóbulos de las orejas y la parte posterior del cuello son otros objetivos bastante habituales de los queloides.
Existen factores que predisponen a la cicatrización patológica, tanto de tipo local (cicatrización por segunda intención, mala orientación de la cicatriz, agentes lesivos que causan quemaduras), como sistémicos (edad joven, etnia negra, sexo femenino). Al margen de estos factores, hay varios tratamientos para combatir las cicatrices hipertróficas y los queloides:
- Presoterapia: Este sistema de compresión controlado encargado de mover el flujo venoso y linfático puede ser un método eficaz para mejorar el aclaramiento del líquido celular y mejorar el flujo de oxígeno de la zona afectada.
- Masajes
- Cortisona: Inyecciones de cortisona para aplanar la elevación de zona afectada a través de su propiedad de atrofiar los tejidos
- Sustancias que inhiben la síntesis local de colágeno
- Crioterapia: El tratamiento consiste en aplicar sesiones de congelación-descongelación con el fin de aplanar la zona afectada.
- Gel de silicona: Aplicación de un vendaje con gel de silicona para hidratar la cicatriz y evitar la pérdida de agua por vaporización de la lesión.
- Interferón: Otra inyección que puede combatir las cicatrices son las inyecciones de interferón – proteínas producidas como respuesta a agentes patógenos –.
- Terapia quirúrgica (asociada o no a braquiterapia/radioterapia): La intervención quirúrgica remueve las cicatrices mediante la extirpación. Los queloides tienen tendencia a recidivar.
Antes de decidir cualquier tratamiento, acude a tu especialista para diagnosticar la lesión y aplicar una solución acorde a tu historial clínico.