Un 5,2 % de la población española sufre depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que puede afectar a cualquier persona independientemente del sexo, raza o edad. Como nos cuenta la Dra. Susana Álvarez Avello, especialista en Psiquiatría con más de 20 años de experiencia.
Es algo más que sentirse bajo de ánimo de vez de cuando. La depresión es una enfermedad seria que necesita diagnóstico y tratamiento. Según los últimos datos del informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en España un cinco por ciento de la población sufre depresión.
A pesar de que cada vez se investiga más y se conocen más sus mecanismos, su causa última es desconocida. Cada vez conocemos mejor los neurotransmisores que regulan el estado de ánimo, el pensamiento, el ciclo sueño-vigilia, el apetito y la conducta. Los neurotransmisores más estudiados son la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, pero también se estudia el papel de la melatonina y del glutamato. Todas las investigaciones han evidenciado que en el cerebro de las personas con depresión existe un desequilibrio de estas sustancias.
Pero además existen factores biológicos, psicosociales y sociales que pueden hacer a las personas más vulnerables a sufrir un episodio depresivo, como pueden ser los genes, las alteraciones hormonales, enfermedades físicas, sucesos traumáticos, el medio ambiente y el estrés.
La gravedad del episodio viene definida por la cantidad de síntomas presentes y la gravedad de los mismos. Todos estos síntomas deben provocar alteraciones en el funcionamiento social, laboral, familiar y personal
¿Cuáles son los síntomas de la depresión?
Los síntomas mediante los cuales se realiza el diagnóstico son:
- Tristeza patológica la mayor parte del día.
- Apatía.
- Anhedonia, es decir, pérdida de la capacidad para disfrutar de actividades que antes resultaban placenteras.
- Ideas de pesimismo e incertidumbre ante el futuro.
- Ideas de baja autoestima e infravaloración.
- Tendencia a irritarse.
- Sensación subjetiva de ansiedad y angustia.
- Dificultades para mantener la concentración.
- Alteraciones del sueño y del apetito.
- Quejas somáticas.
- Si el cuadro sintomático progresa aparecen las ideas de muerte y la ideación autolítica.
El síntoma más grave de la depresión es la ideación autolítica que puede llevar a realizar actos suicidas. Es fundamental explorar este síntoma para poder evitar conductas suicidas que pueden ser irreparables. Existen factores de riesgo de suicidio como son:
- Antecedentes de intentos de suicidio previos.
- Antecedentes de suicidio en la familia.
- Comorbilidad con trastornos de personalidad.
- Impulsividad.
- Desesperanza.
- Eventos vitales tempranos traumáticos.
- Estrés vital.
- Bajo apoyo social-pareja.
- Sexo masculino.
- Abuso-dependencia de alcohol u otras drogas.
En muchos casos la depresión se asocia con otros trastornos como la ansiedad, el abuso de alcohol y otras sustancias, y con algunas enfermedades orgánicas cerebrales y sistémicas. También es frecuente su asociación con trastornos de la conducta alimentaria y algunos trastornos de la personalidad. Además, es más común entre personas con enfermedad física crónica y la relación entre ambas es recíproca, ya que los problemas físicos pueden exacerbar la depresión y a su vez la depresión puede afectar negativamente al curso de la patología física. La depresión también es un factor de riesgo para algunas patologías físicas, como es el caso de las enfermedades cardiovasculares.
La depresión se puede iniciar a cualquier edad, aunque su mayor prevalencia se produce entre los 15 y 45 años, los jóvenes muestran síntomas fundamentalmente comportamentales, mientras que los adultos mayores tienen con mayor frecuencia síntomas somáticos.
Tratamiento de la depresión
Una vez diagnosticada la depresión por especialistas en Psiquiatría es fundamental tratarla. Afortunadamente hoy en día es un trastorno tratable, ya que existe un amplio arsenal de medicación antidepresiva muy eficaz.
El tratamiento se debería personalizar para cada paciente, dependiendo la elección de un fármaco de las características personales del paciente, de los síntomas presentes, de otras enfermedades asociadas o comorbilidades, de respuestas previas a medicamentos.
Una vez instaurado el tratamiento se debe evaluar la eficacia entre los primeros 15 días y un periodo de 6 semanas, ya que en este periodo es cuando se da la respuesta al antidepresivo. Si la respuesta al tratamiento es parcial o no se produce de forma adecuada, existen otras estrategias de combinación, cambio y potenciación de los distintos medicamentos disponibles, siempre buscando la remisión total de los síntomas.
Además del tratamiento farmacológico es útil la psicoterapia sobre todo en episodios considerados leves.
El riesgo de recurrencia en la depresión mayor es alto y así, la mitad de los pacientes tienen un nuevo episodio después de sufrir el primero, el 70% después de dos y hasta el 90% después de tres. Por este motivo, una cuestión importante en el tratamiento de la depresión mayor es el tiempo que debe mantenerse el tratamiento farmacológico tras la recuperación para prevenir la recurrencia.
Una vez que se ha conseguido la remisión de los síntomas el tratamiento se debe mantener al menos seis meses, ampliándose este periodo dependiendo de si ha habido episodios previos o si se mantiene algún síntoma residual. En pacientes con algún episodio previo o presencia de síntomas residuales, el tratamiento debe mantenerse al menos 12 meses tras la remisión. En pacientes con más de 2 episodios previos, el tratamiento debe mantenerse al menos durante 24 meses tras la remisión.
La dosis del fármaco empleado durante la fase de mantenimiento debe ser similar a aquella con la que se consiguió la remisión. Existen otras formas de tratamiento para episodios depresivos graves, crónicos o resistentes como la Terapia Electroconvulsiva, tratamiento de eficacia contrastada; o la Estimulación Magnéitca Trasncraneal, con menos evidencia de eficacia en la literatura.
Recomendaciones para pacientes con depresión
Un paciente con depresión, además de tomar adecuadamente el tratamiento pautado, puede seguir una serie de recomendaciones que le pueden ayudar a recuperarse:
- Llevar una dieta equilibrada.
- Disfrutar de una vida activa.
- Hacer ejercicio.
- Dormir lo necesario y de forma regular.
- Pasar tiempo con familia y amigos.
- Marcarse objetivos realistas.
- Disminuir el nivel de estrés.
- Asumir que quizá no pueda controlar sus sentimientos o pensamientos pero sí su actitud y acciones.