Utilidad del PSA en el cáncer de próstata
El Antígeno Prostático Específico (PSA) se sintetiza en el epitelio del achino prostático y en el epitelio de los ductos. Su función es la licuefacción del coágulo seminal mediante la lisis de las proteínas formadoras del gel con la consiguiente liberación de los espermatozoides.
Al principio el PSA se aprobó por la FDA solo para el seguimiento por el especialista urólogo de los pacientes con cáncer de próstata, siendo especialmente útil ya que es infrecuente la progresión de la enfermedad sin que aparezcan elevaciones simultáneas en el PSA. En Europa hay más de 50 determinaciones de PSA comercializadas, cuyas características e incluso los valores normales pueden ser diferentes con las distintas determinaciones.
La elevación del PSA es habitual en enfermedades no tumorales de la próstata, como la hiperplasia benigna (HBP), la prostatitis aguda y crónica o el infarto prostático. Estos procesos no pueden identificarse clínicamente, así que la biopsia de la próstata representa el único método para identificar a muchos pacientes con cáncer.
Variaciones y manipulaciones del PSA
Las cifras de PSA total presentan variaciones fisiológicas producidas por factores como la actividad física, que pueden llevar a interpretaciones erróneas. En los varones hospitalizados el PSA disminuye una media del 18% llegando hasta un máximo de 50%, lo que lleva a interpretar que la falta de actividad física es la responsable del descenso.
También los niveles de PSA son menores en los hombres con obesidad por el mayor volumen sanguíneo, que produce hemodilución del PSA.
En varones de entre 49 y 79 años, la eyaculación provoca la elevación de los niveles de PSA en el 87% de los casos. Se observa un mayor incremento en la determinación realizada una hora después de la eyaculación. Además, cuanto mayor sea el nivel basal inicial de PSA, mayor será modificación tras la eyaculación. Tras 24 horas el PSA retorna a valores basales en el 92% de los casos, mientras que tras 48 horas ha retornado en el 97% de los casos. Por esta razón se aconseja a los hombres no eyacular al menos 48 horas antes de la determinación del PSA, para evitar una falsa elevación del mismo.
La hiperplasia benigna de próstata también provoca incrementos en las cifras de PSA sérico. La retención aguda de orina (RAO) también produce elevación brusca de los niveles de PSA, observando elevaciones de hasta 6 veces los valores normales. Estos cambios podrían tener explicación en la presencia de infartos prostáticos en el 85% de los pacientes con retención aguda de orina, lo que produciría la liberación de PSA al torrente circulatorio.
La prostatitis, ya sea aguda o crónica, también puede producir una importante elevación en las cifras del PSA, de entre 4 y 20 veces sobre los valores basales.
El tacto rectal no produce cambios en las cifras de PSA como para alterar las decisiones terapéuticas. Sin embargo, un masaje prostático vigoroso (test de Stamey) puede elevar de forma significativa el nivel de PSA, por lo que se recomienda extraer la sangre antes del test o esperar los tres días necesarios para la normalización.
La manipulación uretral en la cistoscopia tanto rígida como flexible tampoco altera los valores del PSA. Por el contrario, sí que se observa una elevación brusca del PSA tras la biopsia prostática, así que se recomienda esperar al menos seis semanas para repetir la determinación del PSA.
El procedimiento médico más puede elevar en los niveles de PSA es la resección transuretral de próstata (RTU), que provoca un incremento de entre 10 y 53 veces sobre el valor basal. Estos valores retornan la normalidad tras una media de 18 días. Así, se recomienda esperar al menos seis semanas para una nueva determinación de PSA tras la resección transuretral de próstata.
Examen del PSA: datos diagnósticos
PSA total: Considerando 4 ug/L como el nivel de máxima normalidad, la detección de cáncer en voluntarios sanos mayores de 50 años oscila entre 1.5 y 4.1%. Aunque actualmente el PSA es fundamental en el diagnóstico del cáncer de próstata, el 30% de los pacientes con este tumor presentan cifras dentro de los niveles normales, por lo que llevar a cabo el tacto rectal continúa siendo una exploración necesaria.
Los varones con PSA sérico basal entre un 2 y 4 ug/L tienen una probabilidad hasta 12 veces superior de padecer un cáncer de próstata en los próximos 10 años en comparación con los varones con un PSA inferior a 1 ug/L.
PSA libre: El cociente que se obtiene dividiendo el valor de PSA libre por el valor de PSA total y multiplicando por 100 es menor en los pacientes con cáncer de próstata en comparación con los pacientes con hiperplasia benigna o los que no presentan ninguna patología prostática. La utilización del PSA libre alcanza la efectividad máxima cuando los valores de PSA se encuentran entre 4 y 10 ug/L. El 73% de los pacientes con cáncer de próstata presentan un índice de PSA menor que 0.15, mientras que solo el 29% de pacientes con hiperplasia benigna presentan este índice.
Velocidad de PSA: Este valor es la variación en las cifras de PSA de un año a otro. La velocidad del PSA es mayor en hombres con cáncer de próstata que en los que tienen hiperplasia benigna o que no padecen ninguna enfermedad de próstata. Si el PSA aumenta hasta más del 0.50 ug/L de un año a otro, la posibilidad de que presente un cáncer de próstata es elevada.
Relación entre el PSA y la edad: Considerando que la próstata aumenta de tamaño con el avance de la edad en un elevado porcentaje de varones, se considera que no tiene el mismo significado un PSA de 4 ug/L en un hombre de 65 años que en uno de 40 años. Entre los 40 y 50 años de edad, el PSA no deberá ser superior a 2.5 ug/L así que el hallazgo de valores más elevados requerirá la realización de biopsia de próstata para descartar el cáncer. Entre los 50 y 59 años de edad el PSA no deberá ser superior a 3.8 ug/L; entre los 60 y 69 años no deberá superar el 5.6 ug/L y entre los 70 y 79 años debería ser menor a un 6.9 ug/L.
La utilización del PSA ha llevado al sobre diagnostico y tratamiento de tumores leves con un aumento de los efectos secundarios y costes sanitarios con un beneficio cuestionable en la sobrevida. Por esta razón, en 2012 la U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF) sobre los riesgos de la utilización rutinaria de PSA en los hombres sin síntomas urinarios.