Vencer la baja autoestima
La autoimagen es la imagen o representación mental que se tiene de uno mismo. Se origina de la auto-observación de las propias vivencias y de las valoraciones de los padres, familiares, profesores o amigos.
El papel de los padres en la autoestima
Los padres tienen un gran peso en la construcción de la autoestima, pues son el espejo donde el niño se mira y se ve a sí mismo. Los padres devuelven al niño una imagen con la que él se identifica.
Winnicott, pediatra, psiquiatra y psicoanalista inglés, en su trabajo “El rol especular de la madre en la familia y el desarrollo del niño” ofrece una descripción de cómo el bebé observa las cosas del entorno y entre ellas se topa con la cara de su madre. Winnicott se pregunta ¿Qué es lo que ve el bebé cuando mira la cara de su madre? Ve la cara de la madre, mirándole. Él se ve en la sonrisa de su madre o en el brillo de sus ojos. El psiquiatra describe la cara de la madre como precursora del espejo. Cuando el niño se mire en el espejo estará condicionado por aquello que vió cuando fijó su mirada en el rostro de su madre. Winnicott dice que si el rostro de la madre no ofrece respuesta, entonces, un espejo será un objeto para mirar y no para investigar “quien soy yo”.
La autoestima, concepto de uno mismo
Las personas que forman parte del entorno influyen en la construcción de la auto-imagen o concepto de sí mismo. Si uno tiene un buen concepto de sí mismo, se acepta y se aprecia. Puede tener en cuenta sus capacidades y utilizarlas y también ser consciente de sus dificultades. Se pone objetivos posibles que puede lograr mediante el esfuerzo y logra sentir satisfacción.
Aunque si esto no es así, puede tratarse a sí mismo con severidad y desprecio. Pueden autoimponerse exigencias no realistas, que conduzcan a recriminarse por no alcanzar objetivos imposibles, quedándose atrapado en un círculo vicioso sin poder salir, donde se confirma una y otra vez que uno no es válido y no da la talla.
Autoestima baja y complejo de superioridad
La autoestima dañada se manifiesta por una inseguridad en sí mismo, sentimiento de inferioridad y estado de ánimo decaído.
Se ha estudiado que, en general, hablamos con nosotros mismos constantemente a lo largo del día. Si este dialogo es negativo, va desencadenando emociones negativas.
Muchas personas tienen intensa necesidad de alabanza y aprobación, precisamente porque necesitan la prueba de que son dignas de ser amadas. Esto hace que dependan de los demás y haya una imposibilidad para depender de ellos mismos. Al mismo tiempo, el complejo de superioridad es un mecanismo inconsciente, en el cual tratan de compensar los sentimientos de inferioridad resaltando aquellas cualidades en las que sobresalen.
El niño que no recibe lo que necesita de sus padres siempre supone que no es digno de amor, en lugar de ver en los padres una deficiencia en sus capacidades. Esta situación debe resolverse para no quedar encallado, sin poder tirar la vida adelante.
Resolver la baja autoestima
Hace falta auto-observar cómo se trata uno mismo, teniendo en cuenta la realidad: que exigencias se establece, si son realmente posibles y las apreciaciones que se hace uno de sí mismo.
No se puede cambiar el mundo ni las personas, pero si se puede tomar la responsabilidad de cómo se siente uno mismo. Modificando poco a poco el dialogo interno negativo, la imagen de uno mismo y la falta de aserción en la comunicación, dará la oportunidad de desarrollar la seguridad en uno mismo.
Aceptar la responsabilidad de solucionar lo que se siente implica descartar la idea de que fue provocado, que la culpa la tienen los demás y por tanto, quedarse pasivo y atrapado. Cuando uno no se ve como la fuente de sus problemas, si no que considera que la culpa la tienen los otros, no llegará a reconocer la necesidad de auto-examen.
Afrontar la vida con autoestima
Cuando una persona tiene problemas de autoestima, se traduce en una gran cantidad de problemas en diversos ámbitos de su vida.
La vida es difícil, es necesario ser consciente de ello para enfrentarla realmente. Lo que hace la vida difícil es el hecho de que el proceso de afrontar y resolver problemas es un proceso penoso. Pero los problemas fomentan el ingenio, sólo a causa de los problemas se crece mentalmente.
El temor al fracaso, el dolor o la frustración tiende a evitar los problemas, intentando evitar el sufrimiento.
Al querer evitar el malestar que resulta de afrontar problemas, nos privamos también de la posibilidad de sentir nuestras capacidades, recursos, posibilidad de crecimiento y de podernos felicitar. Cuantas veces no se comienza algo al considerarse incapaces de hacerlo, sin probarlo tan siquiera. Hace falta darse tiempo, darse la oportunidad.
La sensación de impotencia es el deseo de eludir el desasosiego de la libertad y por eso la negativa a aceptar la responsabilidad de los problemas y la vida.
La baja auto-estima se combate con una actitud valiente. La valentía es el remedio para la baja autoestima. En lugar del “no puedo”, del “fracasaré”, etc. intentar enfrentarse a los problemas y soportar el malestar que conlleva.