Ventajas y desventajas de las diferentes técnicas de rinoplastia
La rinoplastia o rinoseptoplastia es la intervención estética y funcional que se encarga de la corrección de las deformidades de la nariz, tratando las estructuras osteocartilaginosas nasales para corregir tanto la forma externa de la nariz como la desviación del tabique nasal. De esta manera se consigue un mejor aspecto, mejor forma y tamaño armoniosos de la nariz, proporcional al rostro y manteniendo la función respiratoria nasal.
Las intervenciones nasales son una de las más frecuentes dentro de la Cirugía Plástica y Estética facial y pueden ser primarias (por primera vez en una persona) o secundarias (cirugías para mejorar los resultados de una rinoplastia primaria).
Técnicas de rinoplastia
Las técnicas de rinoplastia utilizadas para la corrección nasal pueden ser:
- Operación de rinoplastia:
- Rinoseptoplastia cerrada: es la más clásica y la primera descrita; todas sus incisiones se esconden dentro de la nariz. Puesto que es más difícil visualizar las estructuras internas de la nariz, se trata de una técnica más compleja y que requiere de más experiencia por parte del cirujano. Normalmente presenta menos edema postoperatorio, con menor riesgo de infección y de alterar la circulación cutánea.
- Rinoseptoplastia abierta: esta técnica, además de las incisiones internas, asocia una incisión externa en la parte inferior de la columela (parte medial que separa los dos orificios nasales). Esto permite despegar y levantar toda la piel de la punta, visualizando mejor las estructuras internas y permitiendo un remodelado directo. Requiere menor experiencia por parte del cirujano, aunque es más invasiva y deja una cicatriz que en la mayoría de los casos es poco visible.
- Rinoseptoplastia abierta-cerrada (técnica del delivery): es una técnica que combina las ventajas del manejo de las estructuras internas nasales con visión directa (técnica abierta), pero sin realizar la incisión en la Columela y, por tanto, sin dejar cicatrices visibles (técnica cerrada). Es la técnica menos conocida pero con las mayores ventajas de todas las técnicas.
- Rinoplastia no quirúrgica:
- Rinomodelación: es una técnica relativamente nueva, sin cirugía, que consiste en utilizar una sustancia (reabsorbible o definitiva) biocompatible con el cuerpo para rellenar ciertos puntos estratégicos de la nariz, logrando cambios como: alargamiento, perfilación, levantamiento de punta y corrección de gibas, con resultados estéticos muy aceptables desde el momento de la aplicación. Se trata de una técnica sin prácticamente postoperatorio y con una incorporación instantánea a las actividades habituales. Es muy útil y cada vez se usa más para mejorar resultados de cirugías secundarias y también en algunas primarias, con resultados muy satisfactorios. Es muy importante la valoración previa de la indicación de este procedimiento en cada paciente, para ver cómo le va a quedar la nariz y los puntos que se necesitan corregir.
Ventajas de la Rinomodelación:
No requiere cirugía, no existe trauma quirúrgico.
Menor coste que una rinoplastia.
Técnica rápida, su cambio se consigue en menos de 20 min.
Con esta técnica, usted podrá olvidarse de los molestos yesos, tapones nasales, sangrados y todas las molestias post-operatorias.
Desventajas de la Rinomodelación:
Tiene unas indicaciones precisas y no sirviendo para todos los casos.
No mejora la función respiratoria.
En caso de utilización de materiales de relleno reabsorbibles, no es definitiva.
- Botox. Se infiltra a nivel de ciertos músculos de la nariz para cambiar el aspecto de la misma.
- Hilos de suspensión. Se colocan en el dorso para conseguir un levantamiento de la punta.
Con estas técnicas podrán obviarse las molestas férulas, tapones nasales, sangrados y todas las molestias postoperatorias.
En la preparación de la corrección nasal, como con cualquier tratamiento, es importante escuchar las inquietudes y deseos del paciente, así como conocer por qué ha tomado la decisión de someterse a una cirugía de nariz. Valorar las motivaciones estéticas y/o funcionales, haciéndoles tener unas expectativas realistas de las posibilidades de cada técnica, que estén informados de todas las posibles consecuencias y posibles efectos adversos.
Operación de rinoplastia
En los casos quirúrgicos, hay que realizar un preoperatorio completo con análisis, ECG, radiografías y valoración preanestésica.
Al igual que las otras cirugías estéticas o reparadoras, ésta se realiza en una clínica con quirófano totalmente equipado y una habitación adecuada para la recuperación postoperatoria.
La intervención suele tener una duración de entre 1 y 2 horas. Suele ser con anestesia general, aunque también se puede realizar con anestesia local y sedación.
Al salir del quirófano, en la recuperación, los pacientes normalmente llevan unos tapones endonasales (que se retiran entre el primer y tercer día postoperatorio) y una férula nasal externa (que se retira alrededor de una semana tras la cirugía).
Existen molestias derivadas de la rinoplastia (taponamiento, hematomas e inflamación) que disminuyen rápidamente entre los primeros 8 – 10 días. La vida cotidiana normalmente se reanuda a la semana aunque todavía hay que tener precaución durante el primer mes en realizar actividades con riesgos de golpear la nariz.
Aunque la mejoría se suele ver desde que se retira la escayola, los resultados definitivos no se pueden valorar hasta los 6 – 9 meses.
La nariz como estructura medial en la cara es una de las más determinantes en el aspecto facial unido a su importante función en respiración. El hecho de someterse a esta intervención siempre está ligado a factores estéticos, emocionales y funcionales, por lo que el cirujano plástico debe interpretar correctamente cuáles son las aspiraciones del paciente y explicarle detalladamente los pasos y resultados estéticos y funcionales para que sean comprendidos por él mismo.