Y tú, ¿sufres dolor cervical?

Y tú, ¿sufres dolor cervical?

Top Doctors
Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 15/06/2019

Aproximadamente uno de cada diez adultos sufre dolor cervical en algún momento de su vida. En la mayor parte de los casos se recuperará simplemente con un tratamiento conservador que puede consistir en algún tipo de fisioterapia y la ingesta de analgésicos o anti-inflamatorios. Sin embargo, en algunas personas la persistencia del dolor puede hacer pensar en una causa subyacente que perpetúa la sintomatología dolorosa. El Dr. Hinojosa, experto en Neurocirugía, habla de la hernia de disco como la causa más frecuente de este dolor.

 

Los cuerpos vertebrales se articulan entre sí mediante una especie de almohadilla, el disco intervertebral, que tiene la función de dar cohesión a la columna vertebral a la vez que le permite una serie de movimientos de flexión, rotación y extensión de la misma. Entre los componentes del disco se encuentran una serie de cartílagos y ligamentos que dan estabilidad y un núcleo interior (núcleo pulposo) que actúa como amortiguador de las fuerzas que producen estos movimientos.

 

Con el envejecimiento, ante determinados traumatismos, tras ciertos movimientos crónicamente repetidos y también bajo el influjo de la herencia genética, los discos de la columna pueden perder flexibilidad y elasticidad. Los ligamentos que se encuentran alrededor de los discos pueden volverse frágiles. El desgarro de alguno de ellos puede dar lugar al desplazamiento de los discos intervertebrales, y éstos comprimir la médula espinal (mielopatía) o las raíces nerviosas (radiculopatía), produciendo rigidez en la columna y dolor cervical, o en las extremidades superiores como consecuencia de la presión de la hernia sobre los nervios raquídeos (o espinales).

 

Cuándo debe operarse una hernia de disco 

En las personas en que el dolor interfiere en su vida diaria tan sólo de forma leve o moderada y en las que no hay evidencias de una lesión radicular o medular, los ejercicios cervicales, la fisioterapia y algunas prácticas (como el Pilates o el Qigong) pueden ser eficaces para mejorar la sintomatología.

 

En aquellos pacientes en los que una hernia de disco se manifiesta con dolor crónico (presente durante más de 3 meses) de forma moderada o intensa y con escasa o nula respuesta al tratamiento médico (analgésicos y anti-inflamatorios) y/o conservador (rehabilitación y fisioterapia) la cirugía es una opción recomendada. Indudablemente, cuando una hernia de disco se presenta con dolor y signos de afectación neurológica radicular (compresión de los nervios espinales que se manifiesta como hormigueos o pérdida de fuerza en el brazo o en la mano) o medular (compresión de la médula espinal que puede afectar a la movilidad de las extremidades inferiores o a la función de los esfínteres) la cirugía es una necesidad prioritaria.

 

¿En qué consiste la intervención de la hernia de disco? ¿El resultado es permanente?

La intervención consiste en la extirpación del material discal herniado, la descompresión del nervio afectado por la hernia, y la sustitución, en la mayor parte de los casos, del disco afectado por un implante sintético que reproduce su función (prótesis de disco en algunos pacientes seleccionados) o que busca la fusión (artrodesis) del nivel vertebral alterado.

La reincorporación laboral tras la cirugía de hernia de disco se hace un mes después de la intervención

 

Esta cirugía se lleva a cabo bajo microscopio quirúrgico mediante una cirugía mínimamente invasiva y los resultados son excelentes y permanentes en la gran mayoría de los casos. Distintas publicaciones que evalúan los resultados en términos de desaparición del dolor (cervical y/o del brazo), la recuperación de las (posibles) discapacidades previas, la reinserción laboral o el retorno del paciente a sus actividades diarias y su satisfacción con la intervención nos hablan de un 80 a un 90% de buenos resultados.

 

Qué riesgos tiene una cirugía de hernia discal

Las complicaciones de la cirugía de la hernia discal son afortunadamente poco frecuentes. Más allá de los riesgos inherentes a cualquier intervención que se realiza bajo anestesia general, se podrían enumerar los relacionados con la herida quirúrgica (infección, o cicatriz inestética), los propios de la manipulación de las estructuras vecinas a la columna vertebral (lesiones de la arteria carótida, de la vena yugular o el esófago) o la posibilidad de producir una lesión medular al liberar las estructuras nerviosas de la compresión producida por la hernia discal. Es excepcional y casi siempre transitoria la afectación del nervio laríngeo recurrente que puede dar lugar a una ronquera pasajera.

 

Afortunadamente el índice de complicaciones de ésta cirugía en manos de un equipo con experiencia es muy bajo (menos de un 1% de complicaciones graves o muy graves) ya que se lleva a cabo con técnicas de microcirugía y en un entorno quirúrgico muy controlado.

 

Qué recuperación necesitará el paciente 

La cirugía de la hernia discal cervical simple se realiza bajo anestesia general, aunque el paciente es dado de alta habitualmente en las primeras 24 horas tras de la intervención. En casos donde exista una lesión medular previa (mielopatía cervical), el ingreso puede prolongarse 2 o 3 días.

 

En condiciones normales no es preciso el empleo de collarín cervical y el paciente puede desarrollar tareas independientes desde el principio. La única limitación es la de evitar esfuerzos y ejercicios que supongan la flexión o extensión bruscas de la columna cervical durante 2 a 3 semanas. Generalmente, la reincorporación a su vida laboral se produce al mes de la intervención. Se permite el ejercicio físico intenso entre 2 y 3 meses después de la cirugía. Son una minoría aquellos pacientes que necesitarán rehabilitación y/o fisioterapia tras la intervención.

Neurocirugía