Las células madre son las que originan todas las células del organismo, regeneran y reparan los tejidos dañados. Cuando las personas se desarrollan, una pequeña parte de células madre se quedan residiendo en distintos tejidos para cuando sea necesario. Las células madre adultas o células madre mesenquimales están presentes en la médula ósea, los riñones, el corazón, el tejido adiposo, etc. Lo primero es obtener el líquido en la que hay células madre de la médula osea o de la zona definida. La muestra se envía a un laboratorio que la cultiva durante 3 semanas y sigue un proceso de selección para expandir esas células y generar 40 millones de células madre que serán transferidas al paciente.
Por otra parte, los tejidos articulares (cartílago) tienen una capacidad de autorreparación muy limitada, que agiliza la progresiva evolución de la artrosis, siendo el tratamiento de esta enfermedad un gran desafío para la medicina actual. Esto ha llevado a sustituir los tratamientos paliativos por métodos de reconstrucción o regeneración, en un intento de evitar o retrasar el reemplazo de la articulación por una prótesis. Los tratamientos con células progenitoras (células madre adultas) se han utilizado extensamente con éxito en Traumatología durante los últimos años para tratar diversas enfermedades. El uso de la terapia celular (Trasplante Autólogo de Células de Medula Ósea) para lograr la regeneración articular derivada de la artrosis, es una potente arma terapéutica que está modificando el enfoque del tratamiento de dicha patología, a través de la que además que se están obteniendo prometedores resultados. Las células progenitoras son las únicas con la capacidad de regenerar estructuras y tejidos lesionados, por lo que su utilización es óptima para el tratamiento de esta enfermedad degenerativa. El tratamiento se puede realizar en diversas articulaciones, siendo el más frecuente en rodilla y cadera. Se realiza por artroscopia y mediante una única intervención.