Una crisis de pánico tiene lugar cuando la ansiedad alcanza un nivel de intensidad o duración tan elevado que llega a aterrar al individuo. Aunque su causa principal es la ansiedad, la predisposición genética y el consumo de ciertas sustancias también influyen. Los síntomas, que se manifiestan de manera brusca, son las palpitaciones, la sudoración, la sensación de ahogo y la opresión en el pecho.